Esta, como muchas otras, es una de esas recetas que tengo en pendientes y que nunca me animo a hacer porque, por unos motivos o por otros, a veces la manzana me gusta y a veces no. Sin embargo, me decidí a hacerla siguiendo los pasos de mi amiga Covadonga, del blog La Cocina de Míster Huevo. Si no conocéis ya ese blog os recomiendo que lo visitéis, ya que todas las recetas son estupendas y además salen bien. Y si tenéis problemas, Covadonga es un encanto y os ayudará sin problemas.
Si optáis por hacerla del mismo modo que yo, aseguraos de que la manzana se queda medio enterrada en la masa para que quede más vistosa. Por encima podéis cubrirla de mermelada de albaricoque (la mejor mermelada del mundo) o, si no tenéis o no la encontráis por el motivo que sea, podéis poner la cobertura para tartas en polvo que venden en Lidl para dar brillo a las manzanas. Aunque ya os digo que para mí lo mejor es la mermelada.
Esta tarta es bastante fácil de hacer, y lo mejor es que está deliciosa, ya que la manzana combina estupendamente con el bizcocho, muy jugoso y tierno. Es una forma de variar un poco del típico bizcocho sin nada, pero yendo a lo seguro. Una parte importante de que esta tarta sea un éxito es escoger una buena manzana. Yo la hice con manzanas reineta, y es la que os recomiendo para conseguir un sabor exquisito.
Ingredientes:
2 huevos
2 yogures naturales sin azúcar
100gr de azúcar
1 cucharadita de vainilla
125gr de harina
1/2 sobre de levadura de repostería
2 o 3 manzanas
Preparación:
Empezamos precalentando el horno a 200º, y batiendo los huevos con el azúcar y la vainilla hasta que doblen el tamaño. Añadimos la levadura y la harina tamizadas y volvemos a batir hasta que se integren. Enharinamos un molde de unos 18-22cm, o le pasamos spray desmoldante, y vertemos toda la masa en el, dando un par de golpes para que la masa se asiente. Pelamos las manzanas, las cortamos en gajos y las vamos colocando sobre la tarta. Horneamos durante 25 minutos a 180º y dejamos enfriar antes de desmoldarla.
Como veis, en lugar de cubrir toda la tarta coloqué los gajos de manzana en forma de corona, dejando la parte central de bizcocho vacía para variar un poco la presentación. No es tan bonita como la de Covadonga, pero estaba muy rica.
Si optáis por hacerla del mismo modo que yo, aseguraos de que la manzana se queda medio enterrada en la masa para que quede más vistosa. Por encima podéis cubrirla de mermelada de albaricoque (la mejor mermelada del mundo) o, si no tenéis o no la encontráis por el motivo que sea, podéis poner la cobertura para tartas en polvo que venden en Lidl para dar brillo a las manzanas. Aunque ya os digo que para mí lo mejor es la mermelada.
Esta tarta es bastante fácil de hacer, y lo mejor es que está deliciosa, ya que la manzana combina estupendamente con el bizcocho, muy jugoso y tierno. Es una forma de variar un poco del típico bizcocho sin nada, pero yendo a lo seguro. Una parte importante de que esta tarta sea un éxito es escoger una buena manzana. Yo la hice con manzanas reineta, y es la que os recomiendo para conseguir un sabor exquisito.