Delicias de naranja y almendra


Me encantan los moldes de silicona. ME ENCANTAN. Me casaría con ellos. Los besaría. Pero nada más, no soy una loca de los objetos como el tío aquel que esta enamorado de su coche y decía con toda la normalidad del mundo que mantenía relaciones sexuales con él, al que había llamado James o algo así (ay... veo demasiado Xplora).
Estos moldes me gustan sobre todo para cosas pequeñas como la que os traigo hoy: delicias de naranja y almendra. El molde que utilicé es de silicona. Tengo dos y los uso muchísimo para hacer cosas así porque tienen un tamaño individual perfecto para servirlos de desayuno, sobremesa o merienda, y son una alternativa original a las magdalenas o cupcakes. Este molde en concreto da para 16 bizcochitos rectangulares alargados; no dispongo de foto ahora mismo pero tengo en mente hacer una entrada sobre moldes de este tipo y ahí ya os las incluiré.
La receta que utilicé es una pequeña variación de la receta familiar del bizcocho de naranja, que como siempre estas cosas dan un resultado impecable: muy esponjoso, tierno y con el punto justo de humedad.




Ingredientes:
180gr de harina
230gr de azúcar
3 huevos grandes
1 sobre de levadura química
1 naranja de zumo
Un puñado de almendras enteras o un paquete de crocanti de almendras

Preparación: 
Los primeros pasos son los mismos de siempre: precalentar el horno, en este caso a 200º, y batir con la batidora de barillas en un bol los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y doblen de tamaño. Mezclamos la harina con la levadura en un bol a parte y lo añadimos a la mezcla anterior tamizándola e incorporándola poco a poco con una espátula o lengua. Por último, cortamos la naranja en dos, exprimimos con la mano sobre la masa y con un rayador rascamos también la monda. Mezclamos con cuidado con la espátula y rellenamos tres cuartas partes de cada barquillo. Cuando tengamos todo listo ponemos un poco de crocanti de almendra por encima (podéis poner cualquier otro fruto seco) y horneamos. Cuando metamos el molde en el horno bajamos la temperatura a 180º y los dejamos dentro 20-25 minutos, dependiendo del horno que tengáis: cuando hayan levado y estén marroncitos por encima podéis sacarlos aunque hayan estado más de 25 minutos.