Cacerolada de merluza


Hoy os traigo otro plato saladito, porque no todo van a ser postres en este mundo. Tengo la suerte de vivir en una zona costera y de tener a mi disposición pescado fresco cualquier mañana, pero como sé que muchos de vosotros no esta receta la he adaptado para que podáis conseguir todos los ingredientes en cualquier supermercado. Eso sí, si podéis comprar pescado fresco en una plaza de abastos no lo dudéis.
Para un día de frío esta cacerolada de merluza viene de maravilla, es una receta que nos pasó mi suegra y que no dudamos en hacer en cuanto tuvimos la oportunidad, aunque mi novio hizo ciertas variaciones. El resultado final es una merluza muy tierna y muy sabrosa.



Ingredientes (para dos personas que comen bien):
4 rodajas de merluza congeladas, de las que vienen sin piel y sin espinas
1 paquete de gulas
1 puñado de gambas congeladas
3/4 de vaso de vino blanco
3/4 de vaso de agua
1 pastilla de caldo de pollo
1/2 cucharadita de café de pimentón picante
Un par de cucharadas soperas de harina
1 diente de ajo
1/2 cebolla

Preparación:
Lo primero que tenemos que hacer es pasar por harina la merluza y sellarla en la sartén. No hay que freírla ni cocinarla, sólo dorarla. Una vez que tenemos la merluza lista la retiramos a un plato y en una cazuela ponemos un poco de aceite y, mientras calienta, picamos bien el ajo y la cebolla y la sofreímos. Cuando esté pochado añadimos las gulas (opcionalmente en este paso se puede poner media cayena) y las gambas, las dejamos un par de minutos y a continuación vertemos el vino y el agua para que, cuando hierva, podamos incorporar el caldo de pollo y el pimentón picante. El caldo de pollo se disolverá completamente, el alcohol del vino blanco se evaporará y en este punto debemos poner las rodajas de merluza en la cazuela para que terminen de cocinarse con la tapa de la cazuela puesta. Las dejamos unos minutos por un lado, les damos la vuelta y las dejamos otro par de minutos por el otro. En este punto gran parte del agua debe estar evaporada y la merluza debe notarse tierna y blandita, fijaos en que si clavais un poco el tenedor se desprende la carne fácilmente. Por último, sólo tenéis que servir todo y disfrutarlo.