Magdalenas caseras

Voy a empezar una breve serie de recetas de San Valentín. No soy muy asidua a celebrar este tipo de "fiestas", por así decirlo, pero los pastelitos son muy monos y no me puedo resistir a probar cosas. Esto que os traigo es una forma sencilla de convertir unas magdalenas normales en unas magdalenas amorosas, ya que, como veis, les he puesto corazones de azúcar encima (oh, qué romántico).



Ingredientes (para ocho magdalenas):
3 huevos
250gr de harina
225gr de azúcar
25gr de azúcar vainillado
35ml de aceite de oliva suave
35ml de mantequilla derretida
125ml de nata líquida
1 sobre de levadura química
Ralladura de naranja
**Opcional: rebajar la cantidad de nata líquida y añadir chocolate fundido si las queréis de chocolate.


Preparación:
Precalentamos el horno a 180º, con calor arriba y abajo. A continuación ponemos en un bol los huevos y el azúcar y los batimos durante tres o cuatro minutos hasta que veamos cómo ha cambiado de color: de amarillento a blanquecino. Cuando estemos en ese punto añadimos con cuidado y poco a poco el aceite, la mantequilla y la nata y batimos de nuevo. A continuación mezclamos en un recipiente a parte la harina con la levadura y la añadimos al bol tamizándola para que quede más suelta y esponjosa. Volvemos a batir todo y cuando esté suave, homogéneo y sin grumos llenamos tres cuartas partes de los moldecillos de papel con la masa.
Unos trucos para mejorar esta receta son añadir una pizca de azúcar sobre la masa en el molde para que quede una capa crujiente por encima, añadir también un toque de canela en la masa y, para que no rebose la masa y se desparramen los moldes podéis poner dos por cada magdalena. Yo cuento con la ayuda experta de mi señora madre y ya tengo práctica, pero ya veréis con el tiempo como, si hacéis bien la masa de esta manera, no necesitaréis ningún molde metálico para que queden perfectas.